te ví pasar, no podía hablar y no recuerdo que ha pasado con la última vez que estuve susurrándote...
Era Bipolar, como Robin Williams, Rafael Narbona o mi amigo Paco. Un ser humano con virtudes, defectos y una vida en la que había sitio para una compañera de viaje y un bebé.
Hoy está muerto no por ser un maltratador, no por ser el batería de Los Piratas, está muerto por ser Bipolar perdido en un mundo que le venía grande de repente tras algunas semanas de falta de medicación por prescripción facultativa.
Muerto porque un Guardia Civil consideró un ataque la llamada de auxilio de quien no procesa la realidad tal y como nosotros la entendemos.
Muerto porque no hay un protocolo que establezca qué hacer en casos de llamadas de auxilio como la que realizó su mujer ayer por la tarde y enviar un Guardia Civil a atender a un doliente bipolar en pleno ataque es tan práctico y efectivo como la recurrida expresión de matar moscas a cañonazos...
¿cuántas llamadas de auxilio echaremos a perder?
¿cuántos seres humanos perecerán cargando con un estigma que no merece nuestro desprecio?
¿cuánto tiempo más tardaremos en escuchar y comprender?
Hastiada de errores que cuestan vidas, de vidas que cuestan vivir, de sentir que nadie siente y saber que no hay solución.
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