jueves, 27 de agosto de 2015

vacío

Hoy "Vacío" cobra un nuevo sentido para mi. Sólo guardo aquel momento... aquella vez... 
te ví pasar, no podía hablar y no recuerdo que ha pasado con la última vez que estuve susurrándote...

Era Bipolar, como Robin Williams, Rafael Narbona o mi amigo Paco. Un ser humano con virtudes, defectos y una vida en la que había sitio para una compañera de viaje y un bebé.
Hoy está muerto no por ser un maltratador, no por ser el batería de Los Piratas, está muerto por ser Bipolar perdido en un mundo que le venía grande de repente tras algunas semanas de falta de medicación por prescripción facultativa.

Muerto porque un Guardia Civil consideró un ataque la llamada de auxilio de quien no procesa la realidad tal y como nosotros la entendemos.

Muerto porque no hay un protocolo que establezca qué hacer en casos de llamadas de auxilio como la que realizó su mujer ayer por la tarde y enviar un Guardia Civil a atender a un doliente bipolar en pleno ataque es tan práctico y efectivo como la recurrida expresión de matar moscas a cañonazos...

Muerto, muerto, muerto... y no hago más que pensar en mi amigo Paco, Rafael Narbona o Robin Williams (aunque este último también este muerto). 

¿cuántas llamadas de auxilio echaremos a perder? 
¿cuántos seres humanos perecerán cargando con un estigma que no merece nuestro desprecio? 
¿cuánto tiempo más tardaremos en escuchar y comprender?

Hastiada de errores que cuestan vidas, de vidas que cuestan vivir, de sentir que nadie siente y saber que no hay solución.


viernes, 21 de agosto de 2015

across the universe

no había caído la noche, la luz que se colaba por la persiana de la habitación apenas iluminaba sus ojos en la penumbra; aún así sabía que no dejaban de mirarme... sonaba "the long and winding road" con la dulce cadencia y familiar crepitar del vinilo debajo de la aguja.

la caricia de mi pelo sobre la espalda arqueada es lo primero que siempre recuerdo, como un caudal de millones de palabras inundó mi mente en lo que dura un parpadeo... y, durante unos minutos, sólo pude escucharlas al ritmo sugerente de "i me mine".

aquel primer temblor, la dulce y dolorosa sensación de haber contemplado un big bang con los ojos cerrados. la duda de no saber si se podría repetir aquella pletórica explosión seguida de una más que dulce contracción... un torrente de luz iluminando mi corazón y apagando todo el sistema lo que se tarda en exhalar. dos lágrimas solitarias recorriendo las mejillas enrojecidas de aquella teenager, que ya no he vuelto a ser, paladeando cada palabra de aquella frase repetida como un mantra:

nothing's gonna change my world...
nothing's gonna change my world...
nothing's gonna change my world...




jueves, 20 de agosto de 2015

hermana mayor

Apenas recuerdo el nacimiento de mi hermano, contaba tres primaveras cuando me vino a nacer ese Géminis terco y parco en palabras que heredó el talento creativo de mi padre.

Recuerdo un matojo de rizos rubios al sol y a Sor María llamando a su querubín en el patio de San Vicente de Paul; también le recuerdo con el peto de pana por las rodillas saliendo de un lavabo y a Sor Francisca llevándoselo de un brazo al comedor para zurrarle.
El recuerdo de pasarle por encima a Sor Francisca con el coche seguro que es producto de mi imaginación, aún así, hasta lo paladeo cuando me da por evocarlo.

El pequeño me pilló con casi dos lustros, eso ya fue otra cosa, todavía se salvó de la ecografía para descubrirle el sexo, a Mam le daba igual, tenía su anhelada parejita y el IVA (como le vinimos a llamar por aquello de haber nacido en 1985) podía ser lo que quisiese. Le pregunté a la inmensa barriga de Mam una mañana de mayo, cómo se llamaría mi hermanita, cuando me contestó que Azahara le pedí al cielo que fuera un niño, que ya bastaban las rimas y las burlas de mi nombre como para desgraciarle la vida al enano que estaba en camino. Debí pillar a Odín inspirado, porque el pequeño llegó una madrugada del 12 de junio, para convertirse en el otro Géminis que marcaría mi vida.

Vaya dos, oiga... que no son hermanos, son gemelos con seis años de separación, que con ellos las he visto de todos los colores. Del negro de camión que atropelló al pequeño con tres años, al verde de la piscina que casi devora la vida del mediano con trece. Y ahí estoy yo, la Hermana Mayor, la Tata, la hazte cargo de tus hermanos, dales de comer, haz los deberes con ellos, quédate con ellos, acompáñalos a comprar ropa, la fan del baloncesto, la manager del bajista, la incondicional en todos sus tamaños y colores.

En esto van los años y pasan, pasan tanto que un día tu pequeño se encuentra contigo en un bar de copas y te paga una ronda, ahí te sientes mayor, muy hermana mayor, te das cuenta de que tu enano ya no es tan enano y te echas unas risas.

Dicen que hay hermanos que se parecen y otros que se complementan, menos mal que mis Géminis me tienen para redondearse a si mismos, porque yo soy la que llora con ET mientras ellos se doblan en el sofá de la risa; la que roba horas y horas de teléfono cuando ellos son de "Hola y Adiós", la que le da a la Clásica, al Indie, a la Móvida y les saca del Hip Hop y el Heavy Metal.

La que les escucha, les trae, les lleva, la que les remueve por dentro y les quiere de esa forma tan incondicional que sólo mi madre supera.

No soy de calibres, para mi los amigos lo son y punto... conocidos hay muchos, amigos pocos y muy muy buenos, adorados sólo dos... ¡Alejandro y Aaron!


miércoles, 19 de agosto de 2015

subterfugio*


El crepitar de la mecha anuncia la inminente explosión en el mismo instante en que a mis labios trepa el primer temblor y trago saliva intentando contener la emoción.

Tras la mecha llega el chupinazo y la primera explosión al unísono con la de mi corazón. La pólvora ha dejado una nube sobre mi cabeza que respiro y paladeo tragando saliva de nuevo, esta vez para evitar la lágrima rebelde que busca escaparse por el rabillo de mi ojo.

Tú aprietas mi mano bajo el cielo estrellado de esa ciudad que no me ha visto nacer aunque me corre por las venas y ahora mismo no me gustaría estar en ningún otro sitio que no fuera este.

Uno tras otro, los cohetes inundan un cielo estrellado al que no le sobra ni una sola estrella y sí le falta una luna...

Pongamos que no hablo de Madrid... he buscado un subterfugio emocionante y ya lo tengo... ahora a dormir!

*subterfugio.
(Del lat. subterfugĭum).
1. m. Efugio, escapatoria, excusa artificiosa



martes, 18 de agosto de 2015

ensayo, prueba, error

ensayo, prueba, error...

Para ser una chica de letras, tengo muy claro el proceso. Ensayo, prueba, error. Y se repite la tónica mientras cubro mi cara de verde y negro y me confundo con el paisaje.

Hay que ser muy terca para repetirlo, una y otra vez. Ensayo, prueba, error. Parece que hasta me guste, que no tenga mayor problema, como si tras la piel y los huesos no hubiera nada más, como si un mar de horchata regase mis venas. Lejos, lejos de la realidad.

Tiño las noches de rojo  y pinto los días de gris, del gris del que se viste la ambigua mediocridad del pasar de los días. Ensayo, prueba, error.

Escribe, me dices, como si fuera fácil, como si las letras supieran de antemano la posición que van a ocupar para convertirse en palabras huecas que no podrían contar ni la mitad de la verdad que esconde que se torció el camino y no hay palabra que me vaya a devolver ayer, ni hace una semana, ni mucho menos un mes. Ensayo, prueba, error.

Se torció el camino, tú ya sabes que no puedo volver...







acrobat

And I must be an acrobat

To talk like this and act like that.
And you can dream, so dream out loud
And don’t let the bastards grind you down.

What are we going to do now it’s all been said?

No new ideas in the house, and every book’s been read.

And I must be an acrobat

To talk like this and act like that.
And you can dream, so dream out loud
And you can find your own way out.


Lo que no se ve, todo lo que queda en la parte oculta de la luna. Aquello que guardas, para no compartirlo. Tuyo, puro y eterno.

Lo que no se ve, lo que no sale en la foto… la mirada a tu escote, el mordisco en el labio, la palabra que no esperabas escuchar o incluso el estornudo.

Hablo de vivir, joder… hablo de olvidarse de la lista de la compra, saltarse a la torera la dieta y darle rosca a fondo a la derecha… Porque sí, porque a veces hay que atreverse a soñar un poco en voz alta...







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