martes, 3 de septiembre de 2013

Hoy ya es ayer...

Imagino al Señor del Tiempo, como a un diminuto ser de millones y millones de formas, que vive dentro de nuestros relojes y pasa el día, nunca mejor dicho, aporreando un yunque con un martillo diminuto, generando esos TIC,TAC que a veces hasta podemos oír.

Y me pregunto: ¿Qué le dan de comer al Señor del Tiempo para que corra todo el santo día? Es algo que no consigo explicarme, ya puedo intentar rebelarme contra su inquebrantable ritmo, que en cuanto me despisto he vuelto a llegar tarde o ya no es hora de llamar a nadie porque hoy ya es ayer...

Ya puedo correr, quedarme parada, dormir o pasar una noche en blanco (tan literalmente parecida a esta, que va a ser esta)... Haga lo que haga, no me va a dar tiempo a todo... y si no puedo tenerlo todo mejor que me falte tiempo.

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