Una vida que acabo de deslizar por un recorrido gastronómico en Barcelona y es gracias a uno que andaba por allí no hace tanto, también ha escuchado la insólita petición de irse de viaje a América, pero a América Capital o a Londres.
Hace apenas un instante ha oído de labios de una de sus mejores amigas que su hija no lloraba en el colegio como el resto de los niños que lloraban por su mamá, porque sabía que Mamá iba a volver.
Y Pau ha surgido de la nada, como si lo estuviera esperando.
Todo esto os lo voy debiendo a vosotros, no haré lista porque seguro que me junto con más de tres páginas de agradecimientos y tampoco es plang solo empiezo a daros las gracias ahora porque estoy disfrutando.
¡Y mucho!
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