sábado, 31 de agosto de 2013

Mientras suene el cascabel


Aquí me tienes, rendida a tus teclas, paladeando una a una tu tacto, cuan gotas de delicada ambrosía que me embriagan de ti como el amante perfecto que eres.

Ya no tengo tiempo para andarme con rodeos, vengo a por ti, a darte todo lo que tengo y reclamar de una vez por todas tu favor, dámelo...

A cambio te ofrezco mi carne, mis huesos, mi fe... todo lo que puedo hacer con mis principios y lo que los sueños me permitan alcanzar.

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